El Accidente Cerebrovascular (ACV) es considerado la segunda causa de muerte y la primera de discapacidad en el mundo. En la Argentina, se estima que se produce un ACV cada nueve minutos y que una de cada cuatro personas podría ser víctima de esta enfermedad. Las secuelas son varias y cada una requiere un tratamiento específico, pero tratarlas de forma temprana permite evitar la discapacidad a largo plazo.
"El deterioro cognitivo después de un ataque cerebral es común, y se debe diagnosticar y tratar de manera temprana", explicó la Doctora Cecilia Serrano, Jefa del Área Cognitiva de Ineba (MN: 92.665).
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La profesional añadió: "Más de la mitad de las personas que sobreviven a un ACV pueden desarrollar deterioro cognitivo durante el primer año después del mismo, que no reúne los criterios de diagnóstico de demencia, pero que, aun así, afecta su calidad de vida. Suele ser más común dentro de las primeras dos semanas después del inicio del cuadro".
Asimismo, el deterioro puede fluctuar y en ese sentido Serrano destacó que el 20% de las personas que tuvieron un ACV y presentan deterioro cognitivo leve, recuperan por completo la función cognitiva dentro de los primeros seis meses.
Secuelas de un ACV
La especialista señaló que a menudo se asocia también esta patología con otros trastornos, que incluyen discapacidad física, problemas del sueño, cambios de comportamiento y personalidad, depresión y manifestaciones neuropsicológicas variadas (pérdida de memoria reciente, dificultades atencionales y para resolver situaciones cotidianas, entre otras), cada uno de los cuales puede contribuir a una menor calidad de vida.
Si bien la detección temprana durante la hospitalización inicial por accidente cerebrovascular es importante para la planificación de la atención inmediata, también es importante evaluar los cambios cognitivos a lo largo del tiempo.
Aproximadamente hasta uno de cada tres pacientes puede desarrollar demencia dentro de los cinco años posteriores al Accidente Cerebrovascular. Es decir, presentar deterioro cognitivo con impacto en las actividades instrumentales de la vida diaria, tales como manejo del dinero, toma de medicación, uso del transporte, etc).
Según la publicación de American Heart Association en la revista Stroke, se recomienda realizar estudios de detección posteriores al ataque cerebral y adoptar un abordaje de atención integral e interdisciplinaria para brindar apoyo a quienes han sobrevivido a un ataque cerebral y presentan deterioro cognitivo, como también a sus familiares.
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En las enfermedades del cerebro el familiar es parte del tratamiento. Los profesionales de la salud deben ofrecer orientación a los pacientes y sus cuidadores sobre la seguridad en el hogar, el regreso al trabajo y la conducción vehicular después de un ACV, y conectar a los familiares y pacientes con profesionales relacionados con el área de la neurología cognitiva y neuropsiquiatría.
ACV: es posible hablar de prevención
Los procesos y las contribuciones vasculares al deterioro cognitivo se constituyen en factores potencialmente modificables de las demencias.
La promoción de estilos de vida saludable que incluya la realización de ejercicio y el control de factores de riesgo cardiovascular impacta positivamente en la salud cognitiva, en especial en adultos mayores.
Los aspectos terapéuticos de intervención en el caso de deterioro cognitivo necesitan enfocarse no solo en el tratamiento antidemencial, sino también en los problemas y los factores de riesgo cerebrovasculares subyacentes, buscando una recuperación funcional del paciente.
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