La presión laboral, los exámenes, las situaciones inusuales en el ámbito familiar e individual, cualquiera de estos o todos ellos pueden ser factores estresantes y un desafío diario para evitar consecuencias negativas en la calidad de vida de las personas.
Al respecto, la doctora Valeria Pastorino Casas, médica endocrinóloga del equipo de INEBA (MN: 123.416), precisó: "El estrés es una parte común de la vida moderna, y puede tener un impacto significativo en las hormonas".
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Pese a la fama negativa del estrés, es importante destacar también que existen formas de gestionarlo. Pastorino repasó algunas claves para conocer en qué se basa la estrecha relación con las hormonas y cómo podemos controlarlo para sentirnos mejor.
¿Qué son las hormonas?
Las hormonas son sustancias químicas que actúan como mensajeros en el cuerpo, regulando una variedad de funciones vitales desde el metabolismo hasta el estado de ánimo.
El estrés activa una respuesta de "lucha o huida" en el cuerpo, liberando hormonas como el cortisol y la adrenalina. Estas hormonas preparan al cuerpo para enfrentar una amenaza, pero si el estrés es crónico, pueden tener efectos negativos en la salud.
El impacto del estrés en el Sistema Endocrino
El estrés crónico puede desequilibrar el sistema endocrino, afectando la producción de hormonas sexuales, hormona del crecimiento y tiroides, entre otras. Esto puede tener consecuencias en la energía, la fertilidad y el estado de ánimo.
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Sistema cardiovascular. El aumento de cortisol y adrenalina puede elevar la presión arterial y aumentar la frecuencia cardíaca, lo que, a largo plazo, aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas, como hipertensión y aterosclerosis.
Sistema inmunológico. El estrés crónico debilita el sistema inmunológico, aumentando la susceptibilidad a infecciones y enfermedades.
Sistema digestivo. El estrés puede desencadenar problemas gastrointestinales, como úlceras, y síndrome del intestino irritable.
Metabolismo y peso. El cortisol puede aumentar el apetito, especialmente por alimentos ricos en azúcares y grasas, lo que puede llevar al aumento de peso y dificultar la pérdida de peso. También puede contribuir a la resistencia a la insulina, aumentando el riesgo de diabetes tipo 2.
Salud mental. El estrés crónico está relacionado con trastornos de ansiedad y depresión. El desequilibrio hormonal puede afectar negativamente el estado de ánimo y bienestar emocional.
Hormonas sexuales. En las mujeres, el estrés crónico puede afectar el ciclo menstrual y la fertilidad. En los hombres, puede reducir la producción de esperma y disminuir la líbido.
Sistema musculoesquelético. El cortisol en exceso puede debilitar los músculos y los huesos, aumentando el riesgo de lesiones y osteoporosis.
Cerebro y memoria. El estrés crónico puede afectar la memoria y la función cognitiva. Puede dificultar la concentración y la toma de decisiones.
Envejecimiento prematuro. El estrés crónico acelera el envejecimiento celular, lo que puede llevar a un aumento en el riesgo de enfermedades relacionadas con la edad.
Consejos para gestionar el estrés
Practicar técnicas de relajación, como la meditación y la respiración profunda.
Mantener un estilo de vida saludable con ejercicio regular y una dieta equilibrada.
Establecer límites y aprender a decir no cuando sea necesario.
Buscar apoyo social y considerar hablar con un profesional de la salud.
En general, el estrés crónico puede tener un impacto perjudicial en la salud en múltiples niveles. Es importante tomar medidas para gestionar el estrés y encontrar un equilibrio hormonal saludable y así prevenir las consecuencias negativas a largo plazo.
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