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SAL, EL ENEMIGO OCULTO

Semana Mundial de la Sensibilización sobre la Sal

La sal está en casi todos los alimentos que consumimos, inclusive en los dulces. En muchos su presencia es “natural”, mientras que en otros es agregada de manera artificial durante el proceso de industrialización, siendo esta adición la más problemática.

 

“La mayoría del sodio dietético que consumimos no es el que agregamos nosotros al cocinar o al comer, sino el que se le agrega al producto en la etapa industrial.  Esto hace que no lo veamos y por eso se lo denomina como el enemigo oculto”, explica la Lic. Florencia Sauter, nutricionista de INEBA.

 

Si bien el consumo de sal no es malo en sí mismo, el problema es, como suele suceder en el ámbito nutricional, su consumo en exceso. Ahora bien, ¿cómo podemos darnos cuenta cuánto podemos consumir de sal y dónde está presente?

 

“Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo de sal recomendado debe de ser menor a 2,3 gramos por día. Para poder saber cuánto sodio estamos consumiendo, una herramienta útil son las etiquetas de información nutricional de los productos. También podemos contemplar el valor diario (%VD) recomendado para la ingesta de sodio.  La regla general indica que el 5% o menos del valor diario de sodio por porción es bajo, mientras que un 20% o más de ese valor por porción es alto”, agrega Sauter.

 

Aprender a comer sin sal requiere tiempo y paciencia para lograr su aceptación. Algunos consejos útiles para evitarla durante la preparación de nuestras comidas son:

 

·         Usar condimentos, sobre todo frescos, para mejorar el sabor de las comidas,

·         preferir la cocción al horno, plancha, parrilla o las frituras (el hervido hace que se pierda, en  parte, el sabor natural de los alimentos), 

·         utilizar,  si  es  necesario,  “sal  sin  sodio”  o muy baja en sodio, siempre con previa autorización médica,

·         leer los rótulos de los alimentos, donde debe figurar si contienen o no sal agregada. 

 

A su vez, compartimos una lista de los alimentos con alto contenido de sodio que se sugiere evitar:  sal común, sal de ajo, o de apio con sodio; embutidos y achuras; fiambres, sopas y caldos concentrados con sal, quesos con sal (cremosos, port salut, pategras, de rallar, etc.), snacks de todo tipo (palitos,  chizitos, papas  fritas, etc.) conservas enlatadas (caballa, anchoas, sardinas, atún), amasados de pastelería (facturas, pan con sal, galletitas); aderezos en general (mayonesa, salsa golf, mostaza, ketchup, salsa de soja con sal, etc.), polvos para preparar bizcochuelos, harinas leudantes, pan rallado común, polvo para hornear, hamburguesas comerciales y comidas envasadas congeladas, manteca y margarina. 


Fuente: INEBA

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