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LA IMPORTANCIA DEL APTO FISICO

La responsabilidad como paciente antes de comenzar una actividad física

La confección del certificado de aptitud física es un requisito fundamental para la práctica segura de cualquier tipo de ejercicio físico y/o deporte. Su objetivo es detectar patologías y prevenir riesgos. Esto se logra a través del interrogatorio médico, examen físico y estudios complementarios.


“Efectuar un apto físico - en condiciones normales - lleva unos 30 minutos. Realizar deporte sin saber si estamos en condiciones de hacerlo supone un riesgo para nuestra salud. Para disminuir ese riesgo es vital contar con un certificado de aptitud física y seguir las pautas médicas según las condiciones de cada paciente en particular al menos una vez al año”, explica el Dr. Carlos Reguera, médico cardiólogo y Jefe del servicio de Cardiología y Medicina Preventiva en INEBA.


El certificado atestigua la aptitud física del individuo considerando su edad, sexo, antecedentes y actividad deportiva a desarrollar (competitiva o recreativa).


La certificación cardiovascular del apto es para identificar patologías cardiovasculares preexistentes ocultas. De esta manera se puede reducir el riesgo de muerte súbita asociado a la práctica deportiva.


 “Si bien el examen cardiovascular es de suma importancia, el médico cardiólogo por sí solo no emite el apto físico definitivo. Es un eslabón más del enfoque multidisciplinario del paciente, dado que, si bien una persona puede estar apta desde el punto de vista cardíaco para realizar un ejercicio, puede ser portadora de patologías no cardíacas como asma bronquial o epilepsia, que pueden limitar ciertos esfuerzos físicos o deportes”, aclara el especialista.


En cuanto a los estudios complementarios básicos, siempre es conveniente comenzar por un análisis de laboratorio, radiografías, electrocardiograma, ergometría, ecocardiograma doppler, entre otros. Destinados a la pesquisa de patologías que puedan desencadenar muerte súbita (miocardiopatía hipertrófica, enfermedad coronaria, arritmias potencialmente malignas, etc).

De encontrar anomalías o si el paciente ya posee antecedentes patológicos, podemos solicitar estudios de mayor complejidad (resonancia cardiaca, angiografía coronaria, otros). Los mismos son de suma utilidad para direccionar el diagnóstico, seguimiento y tratamiento de los pacientes.


“Actualmente no debemos olvidar, el control post COVID-19. Primordial evaluar la capacidad cardiopulmonar luego de haber cursado el virus, ineludible para la práctica segura de ejercicios (descartar pericarditis, miocarditis, entre otras patologías)”, finaliza Reguera.


Fuente INEBA

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