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¿Búho o alondra?

Si te cuesta dormir temprano y más aún levantarte, puede ser por tu genética

En lo que se refiere al sueño, existen dos tipos de personas: los que se duermen y levantan temprano (alondra) y los que no logran dormirse hasta tarde y, por ende, les cuesta levantarse a la mañana siguiente (búhos).


La de los búhos es una variante genética normal, a pesar de su incompatibilidad con la vida cotidiana. Es por eso que es muy común que consulten especialistas en sueño, teniendo que trabajar para modificar sus hábitos y, en varias oportunidades, requerir a alguna medicación para poder acostarse a horarios más saludables.


“Además de esta causa genética hay otras causas que pueden alterar el sueño como los factores emocionales o bien enfermedades intrínsecas del sueño como el síndrome de apneas-hipoapneas obstructivas del sueño. De todas maneras, lo más frecuente suele ser el insomnio primario, es decir, la imposibilidad de conciliar o mantener el sueño sin una causa particular. Simplemente son alteraciones de la vida cotidiana como trasnochar, estar expuesto a muchos estímulos visuales, pasar varias horas del día frente a la computadora o bien no tener una rutina, comer mucho antes de acostarse, tomar alcohol o café antes de la hora de dormir”, explica el Dr. Andrés Lotocki, neurólogo de INEBA.


Para detectar cualquier alteración del sueño, existe un estudio denominado polisomnografía que permite evaluar las funciones cerebrales, respiratorias y cardíacas del paciente. No requiere de ninguna preparación previa, dura unas seis horas y no es para anda invasivo.

 

“Suele comenzar alrededor de las 22 horas. El paciente descansa en una habitación confortable y acondicionada dentro de INEBA y desde una sala contigua, con una computadora, se monitorea la función cerebral, la saturación de oxígeno, los movimientos del tórax para respirar, la presencia de ronquidos y la frecuencia cardíaca. Luego se analiza todo en conjunto para ver si alguno de estos factores falla y es por eso que se produce el insomnio”, agrega Lotocki.  


Este estudio permite, además, conocer la arquitectura del sueño, si hay alguna enfermedad como sonambulismo, o bien trastornos como movimientos periódicos de las piernas (movimientos anormales que se producen durante el sueño y generan insomnio),

ronquidos o apneas, que se pueden cuantificar y así establecer si el paciente necesita algún tipo de tratamiento, intensivo o leve según el cuadro. Entre otros puntos importantes a destacar, la polisomnografía también detecta trastornos epilépticos.


Fuente INEBA

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