Basado en palabras de la autora Aparna Nair publicadas en www.wellcomecollection.org 

Son muchos los vínculos entre la epilepsia y el arte, una disciplina que permite recrear o plasmar las sensaciones de una persona al momento de atravesar las crisis generadas por la enfermedad, tanto de uno mismo como de familiares o amigos.

Las convulsiones están muy presentes en la cultura popular, aunque no necesariamente están relacionadas con la epilepsia. Muchas veces se relacionan con lo sobrenatural, en películas que representan posesión demoníaca, angelical o espiritual.

La literatura occidental del siglo XIX tiene múltiples representaciones de las convulsiones y la epilepsia, dada la creciente comprensión médica de la afección en ese momento. En el entendimiento popular de la época, el "epiléptico" era especialmente propenso a la conducta delictiva o violenta, así como a la depravación moral y las indulgencias o perversiones sexuales. 

Pero el libro del autor ruso Fyodor Dostoyevsky “El idiota” ofrece una perspectiva diferente. El título irónico se refiere a un héroe bueno, amable y honesto cuya sencillez y franqueza son vistas como debilidad por quienes lo rodean. El héroe de la historia, el príncipe Myshkin, ha estado en un sanatorio por su enfermedad, y sus convulsiones alientan a los otros personajes a pintarlo como el "idiota" del título. La descripción que hace Dostoievski del prejuicio y la incomprensión en torno a las convulsiones y la epilepsia en el siglo XIX es interesante precisamente porque el propio autor vivió con convulsiones.

Más adelante, a comienzos del siglo XX, los neurólogos del Hospital Salpêtrière de París y la Colonia de epilépticos Craig de Nueva York fueron de los primeros en capturar en imágenes el cuerpo durante una convulsión. Los resultados se denominaron "Biografías de la epilepsia", estudios de casos cinematográficos completos de la enfermedad. Las grabaciones pretendían ser películas educativas para la comunidad médica y formar parte de la construcción médica moderna de la epilepsia.

Por su parte, algunas representaciones cinematográficas recientes de la epilepsia han tratado de dar demostraciones más honestas de la condición, como es el caso de la película “Electricidad”, del año 2014, en la que una niña busca a su hermano. Se usaron efectos especiales para sumergir al espectador en la percepción sensorial de un ataque y, en lugar de mirar desde el exterior, se invita al espectador a compartir la experiencia.

A su vez, la película biográfica de la banda post-punk Joy Division (2007) y su cantante principal Ian Curtis, 'Control', es tanto un tributo a la música como a la lucha de Curtis contra la epilepsia y la depresión. Estos alimentan sus letras y, tristemente, lo consumen al final, cuando se quita la vida en un momento de oscuridad.

Fuente INEBA