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Entrenar el Cerebro

Un envejecimiento saludable se inicia con una infancia saludable

La actividad física es imprescindible para mantener sano al cuerpo. Eso incluye al cerebro. Pero para que este se encuentre en forma necesita más. Esta nota lo explica.


Un envejecimiento saludable se inicia con una infancia saludable. Con el avance de la ciencia, el pronóstico de vida es cada vez más alto. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que, en 2050, una de cada cinco personas serán mayores de 60 años. Pero también habrá más gente con demencias, por lo que urge generar acciones y estrategias para prevenirlas, diagnosticarlas y atenderlas. Hoy, alrededor de 50 millones de personas las padecen. Entre ellos, entre el 60 % y el 70 % tiene alzhéimer (en Argentina afecta a más de 500.000). Se cree que en los próximos años el número se triplicará.


Por ello es clave prestar atención al estilo de vida. Para tener un cerebro sano es clave controlar los factores de riesgo cardiovascular (sedentarismo, tabaquismo, hipertensión, obesidad, diabetes y depresión). En definitiva, cuidar el corazón es cuidar el cerebro. Por eso se debe hacer, siempre, a cualquier edad, actividad física, sobre todo aeróbica; mantener una dieta balanceada y variada, realizar chequeos médicos periódicos y tener vida social.


La educación formal y todas las actividades físicas, recreativas e intelectuales que se llevan a cabo desde la primera infancia y durante toda la juventud y la adultez van formando lo que se conoce como reserva cognitiva. “Ante una injuria cerebral, la curva de deterioro es más lenta si el paciente tiene reserva cognitiva rica”, tal como afirma Carolina Feldberg, neuropsicóloga, investigadora del Conicet y coordinadora del programa Mental Fit del INEBA (donde organiza programas como un seminario de memoria, de ocho sesiones, para personas sin patología neurológica).


El trastorno suele “tardar más tiempo en evidenciarse y no afectar tanto lo funcional”, como cuando la reserva cognitiva es deficiente. La buena noticia es que “siempre podemos aumentar nuestra reserva y trabajar la lasticidad neuronal”, destaca. Pero también hace hincapié en que es esencial garantizar el acceso de toda la población a mayores niveles educativos y de calidad porque no sólo afecta al corto y al mediano plazo, sino también a la manera en que cada uno va a envejecer. En la edad adulta, sobre todo a partir de los 65 años, es importante estar atento a la memoria para detectar cualquier anomalía de forma temprana, de modo de poder tratarla y, así, ralentizar su avance. Porque, como explica la especialista, “no hay que naturalizar los olvidos”.


Realizar yoga o meditación, utilizar la computadora, incluso jugar con ella, así como mantener vínculos, mejora o por lo menos mantiene las capacidades cognitivas. Es aconsejable estar activo y participar de situaciones novedosas y estimulantes. Feldberg asegura que lo importante es que la actividad le guste a quien la elija. “Porque así va a poder sostenerla. También, que sea desafiante”. De este modo, si a alguien le gusta la matemática puede hacer sudokus o participar de juegos que involucren cálculos mentales. Y quien disfrute de las letras, además de leer, puede realizar crucigramas o, más reto aún, aprender un idioma. “El entrenamiento musical, que estimula a todo el cerebro, es también muy beneficioso”.


En INEBA, por ejemplo, enseñan a desarrollar estrategias a partir de mejorar herramientas externas. Tener un libro de notas o hacer listas para organizarse, así como utilizar agendas, son buenos ejemplos. Al contrario de lo que muchos piensan, escribir y servirse de esas ayudas no tornan perezoso al cerebro, sino que colaboran con la memoria. Trabajar y anotar la información hace que uno focalice la atención y le dé significado.


Fuente: Jesicamateu.wordpress

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