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Día Mundial de la Lucha contra la Depresión

Para el 2030 la depresión podría ser la principal causa de discapacidad

A qué síntomas prestar atención y cómo acompañar a un familiar o ser querido que atraviesa un trastorno de estas características.


La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que los desórdenes mentales representan el 12% de las causas de enfermedades en el mundo.  Considerando esta tendencia, para el año 2030 la depresión sería la principal causa de discapacidad en todo el mundo afectando a más de 300 millones de personas en todo el mundo.


La depresión es un trastorno mental frecuente caracterizado por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración.


Según el doctor Horacio Vommaro, Director de Psiquiatría en INEBA, “muchas de las causas de la depresión neurótica están relacionadas con la neuroplasticidad: la unidad que hay entre cuerpo y mente. La maduración del cerebro está relacionada con el entorno. Está comprobado que desde bebés, las personas son susceptibles a los estímulos y que estos pueden determinar muchas cuestiones del carácter”.


Además, el especialista explica que en general los trastornos depresivos “se asocian con adicciones como el alcoholismo o con situaciones de violencia y maltrato, aunque los problemas de adicciones nunca son la causa, sino una consecuencia, ya que el factor social, el andamiaje interno de una persona y las condiciones familiares y ambientales tienen una importancia decisiva en el origen de estas patologías”.


La depresión puede convertirse en un problema de salud serio, especialmente cuando es de larga duración e intensidad moderada a grave, generando sufrimiento y alterando las actividades laborales, escolares y familiares.


En cuanto a sus causas, Vommaro indica que hay múltiples razones que pueden afectar la psiquis de una persona y, por ende, su estado de salud. Entre las razones más comunes se encuentra el sentirse marginado; situaciones de pérdidas, como lazos familiares o la separación de la pareja; el stress de una agenda agobiante, la incertidumbre que pueden traer las cuestiones político-económicas y las frustraciones laborales, entre otras.


La depresión compromete no solo a quien la padece, sino a todos sus vínculos significativos. Es por eso que hay que estar muy importantes a sus síntomas. Entre los más frecuentes se pueden enumerar la disminución o pérdida de energía, el desinterés o indiferencia por lo que en otro momento fue parte de las motivaciones de la vida cotidiana, trastornos de sueño, del apetito y del deseo sexual. También se puede presentar irritabilidad y una variada sintomatología somática (síntomas ubicados preferentemente en el aparato digestivo y/o cardiovascular), modificaciones importantes tanto en el ámbito laboral, como en el académico o social y una mirada pesimista sobre el futuro.


Desde el entorno es importante acompañar al paciente manifestándole que busque ayuda, acompañándolo a la consulta médica, expresándole apoyo y dándole tiempo y espacio para pensar y decidir. 


Fuente: INEBA

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