Los calendarios de vacunación infantil y escolar están ampliamente difundidos.
Sin embargo, la agenda de vacunación de los adultos es bastante menos conocida. Por lo general, la población responde a campañas puntuales como la anti-rubeola que se realizó en Buenos Aires durante 2008 o frente a la obligatoriedad de la vacuna contra la fiebre amarilla por ejemplo, que rige para algunas zonas con probabilidades altas de contraer esa enfermedad.
Los adultos pueden evitar enfermedades con vacunas específicas. Las que indica el calendario oficial de vacunación son:
Otras vacunas que deben aplicarse bajo prescripción médica y con indicaciones específicas:
Algunas personas creen que es mejor padecer ciertas enfermedades en lugar de vacunarse, o que pueden sufrir la enfermedad o sus efectos colaterales si se aplican la vacuna. Otros aseguran que algunas enfermedades sólo se padecen durante la infancia.
Se trata de creencias trasmitidas por generaciones, fruto del desconocimiento, cuya consecuencia es que contribuyen a perpetuar muchas enfermedades infectocontagiosas evitables y las complicaciones que éstas traen aparejadas. En todos los casos, lo mejor es vacunarse para estar inmunizado preventivamente.
El término vacuna deriva del latín vacca (vaca). Fue utilizado por primera vez por el inglés Edward Jenner, luego de largos estudios sobre la viruela de las vacas. En mayo de 1796 extrajo el virus de una mujer ordeñadora contaminada y lo inoculó en el brazo de un niño de 8 años, quien desarrolló levemente la enfermedad entre el 7º y el 9º día y luego desapareció sin complicación. En julio de ese año, Jenner inoculó al niño con la viruela humana y comprobó que éste no contrajo la enfermedad.
INEBA 2023 - Todos los derechos reservados