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Día Mundial de la Diabetes 14-11

Diabetes y obesidad, una combinación que afecta a millones de personas

Se estima que 425 millones de personas padecen diabetes en el mundo. La mayoría de ellos concierne a diabetes tipo 2, condición que se ve favorecida por el aumento de la obesidad.

 

 

La diabetes es una enfermedad con prevalencia en aumento. Se estima que 425 millones de personas alrededor del mundo la padecen actualmente y se proyecta que para el año 2.040 los casos llegarán a 600 millones.

 

Gran número de los pacientes afectados en el mundo (más del 90%) son diabéticos tipo 2, es decir, la diabetes que se ocasiona a lo largo de la vida y que tiene íntima relación con el exceso de peso.

 

“La diabetes tipo 2 es una enfermedad prevenible. Basta para ello incorporar ciertos hábitos saludables a la vida cotidiana como realizar actividad física de manera regular, contar con una dieta sana y controlar el peso. Es por esto que debemos trabajar en la promoción de comunidades saludables, algo vital para comenzar a revertir esta problemática”, explica el Dr. Carlos Reguera, médico cardiólogo y Jefe de Medicina Preventiva y Cardiología de INEBA.

 

Por su parte, la obesidad ha alcanzado proporciones epidémicas (al igual que la diabetes) a nivel mundial. Cada año mueren unas 2,8 millones de personas a causa de este factor de riesgo modificable. Según la última encuesta realizada por el Ministerio de Salud Nacional, el 61.6% de los argentinos tienen exceso de peso, de los cuales 36.2% corresponden a sobrepeso y 25.4% a obesidad.

 

“Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) alrededor de 1.900 millones de personas en el mundo sufren de sobrepeso y 650 millones, de obesidad. Esta condición está íntegramente vinculada con la diabetes, sedentarismo y mala nutrición, siendo parte de un mismo círculo insano para nuestro cuerpo”, explica el especialista.  

 

Para detener ambas epidemias se necesitan estrategias poblacionales, multidisciplinarias y adaptadas al entorno sociocultural de cada región o país. 

 

La diabetes surge cuando el páncreas no produce correctamente o bien cuando el organismo no utiliza eficazmente la insulina que elabora. La hiperglucemia (aumento de glucosa en sangre) sostenida en el tiempo daña esencialmente arterias y nervios.

 

Es conocido que la diabetes es uno de los principales factores de riesgo cardiovascular en el mundo. En nuestro país se estima que una de cada 10 personas mayores de 18 años es diabética y al menos el 60% de ellas no alcanzan los objetivos de control glucémico recomendados.

 

El cardiólogo explica: “Si bien esta enfermedad no posee cura, el abanico farmacológico es colosal, permitiendo un excelente control de la patología. Pese a cambiar este año las guías sobre tratamiento con fármacos, las recomendaciones generales siguen siendo las mismas: controlar periódicamente el nivel glucémico, prestar atención al estilo de vida, evitar el sedentarismo, cuidar la alimentación, no fumar, no consumir alcohol en exceso, controlar el peso, el estrés y las emociones”.

 

Entre los factores que han contribuido al drástico aumento de la diabetes se encuentra el exceso de peso a nivel mundial, siendo la obesidad infantil uno de los problemas de salud pública más graves que nos tocará enfrentar inminentemente.

 

“Actualmente disponemos en nuestro país de un análogo de GLP - 1  (Liraglutida), una hormona que al ser administrada por vía subcutánea en nuestro cuerpo, mejora el metabolismo (ayuda a bajar de peso y controlar la glucemia). Está claro, que no hay drogas prodigiosas, el secreto está en modificar o cambiar nuestros malos hábitos. Siempre es bueno remarcar, que cada persona debe ser evaluada individualmente, de acuerdo a sus particularidades clínicas, genéticas y constitucionales”, enfatiza el experto.

 

Una diabetes mal controlada puede derivar en diversos problemas de salud, como ceguera, alteraciones vasculares, renales, afecciones en los pies (que si no están debidamente tratadas pueden llevar a amputaciones), entre otras complicaciones.

 

“Hoy nos apoyamos inexorablemente en la prevención. La misma nos permite comprender el origen de las lesiones para diagnosticarlas y tratarlas precozmente, estudiando la interacción entre los procesos metabólicos, vasculares y sus consecuencias en la inflamación arterial, el estrés oxidativo, la disfunción endotelial y la activación plaquetaria en estadios avanzados, razón por la cual el paciente se torna vulnerable a sufrir un infarto de miocardio o accidente cerebrovascular”, expone Reguera.

 

Con esta premisa, la prevención adopta un rol fundamental, cuyo objetivo es que las personas puedan envejecer de manera saludable, poniendo el foco en la salud y no en la enfermedad.


Fuente: INEBA

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