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Deporte al aire libre

Sus beneficios y qué recaudos tomar

No es lo mismo entrenarse al aire libre que a puertas cerradas.  A pesar de que hacerlo dentro de un establecimiento podría parecer ser una opción más tentadora en relación a ciertos beneficios como trabajar un ambiente más controlado (temperatura, humedad, disponibilidad de recursos, asistencia y resguardo de las inclemencias del tiempo) es carente de otros beneficios mucho más importantes.


Los beneficios de ejercitarse al aire libre son varios. Por un lado, el espacio abierto ofrece una variabilidad del terreno que lleva a cambios del ritmo y la aparición de mecanismos muchos más profundos a nivel neuromuscular que fortalecen las articulaciones, músculos, tendones y ligamentos disminuyendo la probabilidad de lesiones. También conlleva un mayor consumo calórico.

A su vez, la exposición a la luz solar permite la formación de Vitamina D que resulta en un beneficio directo en el fortalecimiento de los huesos y la prevención de la osteopenia u osteoporosis. Entrenar afuera también mejora la respuesta y fortalece el sistema inmune y la conexión con el medio ambiente e interpersonal nos permite percibir las actividades que pueden resultar monótonas como menos demandantes.


Hay múltiples estudios que han demostrado que la actividad al aire libre se relaciona con mayor sensación de bienestar, disminución de tensión, stress (se ha encontrado menor liberación de cortisol - hormona del stress) y por lo tanto depresión.

Cuando se realiza actividad al aire libre siempre hay que tener en cuenta los factores climáticos. En relación a la temperatura y humedad están directamente relacionados con el consumo energético, la pérdida de calor y concomitantemente de agua como sustancia que facilita la termorregulación.


A bajas temperaturas el rendimiento aeróbico es superior, con menor incremento de la temperatura corporal y menor utilización de agua. A medida que aumenta la temperatura hay mayores limitaciones en relación al desempeño y utilización de recursos internos.

El horario es muy importante. Siempre es mejor realizar actividad aeróbica durante la mañana. Tiene efectos superiores sobre el consumo energético, la liberación de endorfinas y la regulación del sueño nocturno. Con respecto a las temperaturas, se sugieren menos de 25 grados centígrados para la actividad física, ya que por encima de esta hay un incremento exponencial del uso de recursos internos, particularmente el agua. 


Fuente INEBA

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