La fiebre es el principal desencadenante de convulsiones en la infancia. Sin embargo, en la mayoría de los casos, los pacientes no desarrollan epilepsia. Es esencial diferenciar este diagnóstico por su pronóstico y tratamiento.
“Distinguir ambos cuadros dependerá de la experiencia del profesional a través de las preguntas que se les hagan a los testigos del episodio convulsivo, recabando los hitos del neurodesarrollo y completando un exhaustivo examen físico”, dijo el Dr. Matías De Iuliis La Torre (MN: 130.986) especialista en Pediatría y Neurología Infantil de INEBA. Como conclusión, según corresponda, se deciden los estudios complementarios necesarios y eventualmente un tratamiento anticonvulsivo.
Las convulsiones febriles ocurren entre los 6 meses y los 6 años. La mayoría se dan alrededor del año de vida. No dependen de la elevación de la temperatura corporal a muy altas temperaturas, por el contrario, en general se registran con el termómetro temperaturas axilares cercanas a los 38 grados. Incluso en ocasiones puede no detectarse fiebre hasta después de acontecida la convulsión. En alrededor del 80% de los casos, las convulsiones suceden durante las primeras 24 horas de fiebre. Se deben a la susceptibilidad del bebé para generar el episodio a esa determinada edad frente al estímulo térmico.
El especialista aclara que las convulsiones febriles no se previenen con antitérmicos como el ibuprofeno o el paracetamol. Estas medicaciones son útiles para controlar la fiebre, pero no reducen el riesgo de recurrencia de los episodios convulsivos: “Solamente las medicaciones anticonvulsivas como el diazepam pueden ejercer un efecto sobre las mismas”.
Características de las convulsiones febriles
Algunas características de las convulsiones febriles permiten predecir un mayor riesgo de recurrencia y de epilepsia:
Estos son algunos de los factores de riesgo que serán analizados por el especialista durante la primera consulta.
En función de estos hallazgos se decide la solicitud de estudios como por el electroencefalograma (EEG), la polisomnografía para epilepsia, la resonancia magnética de cerebro con protocolo para epilepsia, según corresponda. “En INEBA contamos con todos los estudios complementarios recién mencionados que son indispensables para las convulsiones febriles complejas”, contó De Iuliis La Torre.
Un diagnóstico preciso es esencial para prevenir los riesgos de una epilepsia sin tratamiento indicado, así como también evitar tratamientos erróneos en convulsiones febriles que no lo requieren.
En INEBA brindamos una atención especializada en neurología infantil y epilepsia pediátrica. Para solicitar un turno o realizar una consulta con los profesionales, comunicarse al (011) 4867-7700 o en la página web.
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